La seguridad es un aspecto fundamental de la vida humana, que nos proporciona tranquilidad y permite desarrollarnos plenamente. Sin embargo, su percepción puede variar considerablemente de una persona a otra y de una situación a otra. En estos días hemos escuchado en dos ocasiones y en dos escenarios diferentes la expresión «me da seguridad» pronunciadas con orgullo y firmeza . Qué nos hace sentir seguros en diferentes contextos de las relaciones interpersonales, como este valor influye en la elección de nuestras relaciones y qué implica poner nuestra seguridad emocional en manos de los demás:
1. La percepción de seguridad en las relaciones
La sensación de seguridad en una relación es subjetiva y depende de múltiples factores, como la confianza, el respeto y la comunicación. Nos permite sentirnos tranquilos y protegidos en presencia del otro, sabiendo que nuestras necesidades y vulnerabilidades serán atendidas y respetadas. Por ejemplo, estar con una persona que demuestra consistencia y sinceridad puede hacernos sentir seguros. Sin embargo, esta percepción puede ser engañosa si no se sustenta en acciones y comportamientos coherentes.
2. Factores que contribuyen a la seguridad emocional
Más allá de la percepción, la seguridad emocional en una relación se basa en varios elementos tangibles e intangibles. Entre los factores que contribuyen a una verdadera seguridad emocional se encuentran:
-Confianza: saber que podemos contar con la otra persona y que ésta cumplirá sus promesas y compromisos.
– Respeto: sentirnos valorados y apreciados, y que nuestras opiniones y sentimientos son tomados en cuenta.
– Comunicación abierta: poder expresar nuestros pensamientos y emociones libremente, sin miedo a ser juzgados o reprimidos.
– Apoyo mutuo: sentir que el otro está dispuesto a apoyarnos en momentos difíciles y que podemos apoyarle de igual manera.
– Consistencia: comportamientos y acciones coherentes que refuercen la estabilidad de la relación.
3. Elegir al otro basándonos en la seguridad
Es un valor crucial a la hora de elegir con quién queremos establecer una relación. Este valor nos ayuda a determinar si una persona es adecuada para nosotros en el largo plazo. Algunas consideraciones al elegir al otro basándonos en la seguridad incluyen:
– Historial de confianza: evaluar si la persona ha demostrado ser confiable en el pasado.
– Consistencia en el comportamiento: observar si la persona actúa de manera consistente y predecible.
– Capacidad de comunicación: valorar si la persona es capaz de comunicarse abierta y sinceramente.
– Empatía y comprensión: considerar si la persona muestra empatía y comprensión hacia nuestras emociones y experiencias.
– Apoyo en tiempos difíciles: Reflexionar sobre si la persona ha estado presente y solidaria en momentos de necesidad.
4. Delegando nuestra seguridad emocional
Delegarla implica un acto de confianza y vulnerabilidad. Es crucial entender los riesgos y beneficios asociados:
– Confianza y reciprocidad: Es vital confiar en que la persona en quien depositamos nuestra seguridad emocional también confía en nosotros de igual manera.
– Transparencia y honestidad: Las relaciones deben basarse en la transparencia y la honestidad mutua.
– Colaboración y compromiso: La seguridad emocional es una responsabilidad compartida que requiere esfuerzo y compromiso por ambas partes.
La seguridad emocional que nos ofrece el otro es un valor fundamental en la elección y mantenimiento de nuestras relaciones. Este valor no solo nos proporciona una sensación de bienestar y paz, sino que también nos permite construir relaciones sólidas y duraderas. Al entender estos aspectos, podemos tomar decisiones informadas y cultivar relaciones que nos aporten verdadera seguridad emocional. En una relación no es solo una cuestión de sentimientos, sino también de confianza, comunicación y apoyo mutuo.